miércoles, 6 de julio de 2011

Intolerancia

Y así se fué la semana de la dulzura, y lo único que recibí fué un sobre de azucar por parte del camarero de Adela's.
Bueh, y un milka con almendras de mamá, que bien sabe tener siempre reservas en algún escondrijo para cuando se presenta esa necesidad mística de depredar furtivamente, deborar, engullir algo dulce, sin causa ni motivo aparente.
IGUAAAAAAAAL te digo que me chupa el lado izquierdo de la concha. La gente ultimamente me da acidez, no dulzura. Tantas demostraciones afectivas públicamente me la secan. Eh? no, no. No es el síndrome de la tía solterona, todavía no.
Hoy estaba en el colegio, tratando de concentrarme en respirar profundo, inhalar el aire en 3 bocanadas,.. sopesando la tentadora idea de mandarlos a la engangrenada concha de la lora. En este estado de crisis nerviosa, prolongado durante toda la mañana, que estaba por alcanzar su punto cúlmine, una vocesita cerebral me empezó a hablar.
Y ahí me dí cuenta de algo muy loco. Una erramienta básica que nos es proporcionada desde la infancia, y que muy pocas veces somos conscientes de ella, y de su incalculable valor, más en estas situaciones donde mantener el dominio propio para no cometer una masacre - en su defecto, realizar una escena histérica innecesaria- es vital.
Mi capacidad de abstracción. Fué en ese preciso momento cuando me salí para contemplar la escena desde afuera y pensé "pobre inadaptada. o ellos son unos tarados, o ella es una forra. Y se los vé re lindos colgados en la ventana vociferando".
OK, NO. No los tolero cuando se ponen así. No me banco ser cómplice participando, siquiera escuchando la congregación de tantas pelotudeces juntas. Es como una competencia salvaje, una constante pelea que no acepta treguas y cuyo subjetivo premio es coronarse el más boludo.
Aviso, hay coronita para la grán mayoría de 5to humanidades.
Para conseguir este ferviente puesto, los jugadores -Recalculando: el calificativo de retardados mentales les asienta mejor - utilizan el agotamiento de los diversos recursos humorísticos, una y otra vez, hasta asegurarse de que generan en su público, en este caso, sus compañeros de aula, una muy fuerte violencia contenida, metamorfoseada y exteriorizada en insultos, amenazas, piñas, patadas, ruptura y extravío de objetos ajenos, lanzamiento de objetos al contrincante previo a su destrucción, etc.
Nos están rodeando!! Entonces, un reducido grupo de intolerantes con cejas levantadas arrastramos nuestros bancos sin ningún tipo de discimulo hacia adelante y comenzamos la ya mencionada práctica de la abstracción.
No hay rama del humorismo que no dependa en mayor o menor medida de la observación de la realidad, partiendo de temas más o menos comunes a la mayoría del género humano, desde el matrimonio y la paja, hasta la compra de queso rallado y toallitas en el supermercado chino. Despuéeeeeees se lo ridiculiza y pone en evidencia mediante mecanismos de hipérbole, o la comparación arbitraria.
Lamentáblemente algunos pibitos se están olvidando de que la "observación humorística" tiene que ser una observación, pero también humorística. O sea, graciosa. Le falta la parte del chiste. Como que la observación está al alcance de todos ya de por sí, mientras que el humor, no.
Esa actitud ácida, mucho muy irritante para mí, te deja en el categórico cuadrito de Pelotudos sin Gracia, al lado de Jorge Lanata.

Bueno, listo, ya está, Ommmmmm, mucha agua.

Igual nada, chicos, me joden cuando mi grado de susceptibilidad es superior a lo normal, imposibilitandome la capacidad de ignorarlos. Hagan con sus culos un carnaval!

Igual, coso. No hay caso, te juro que no lo entiendo.

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