sábado, 25 de febrero de 2012

Trenes

Parece re larga la ruta. Se te ve bien encaminado, pero apenas estás arañando en el Km 0. Por ahora te piso los talones, pero a pocos metros más adelante, nos vamos a tener que bifurcar. Algunos trenes se frenan. Otros, no nos invitan a subir. Pero igual, hay que seguir viajando. Son un millón de combinaciones las que vamos a poder serpentear, y de las que vamos a extraer nuevamente cualquier cantidad de experiencias, emociones, paisajes, amistades. Lástima que no más juntos. Gracias por lo aprendido.
Te deseo lo mejor.

sábado, 18 de febrero de 2012

La muerte de la musa

No depende de la voluntad.

Es él, de golpe, con toda su fuerza, con el arco de su boca, y las flechas afiladas de las palabras que me revolea, idealizandome como el enemigo.
Mis anticuerpos no funcionan en estos casos... sé que me hace mal, que si sigo me va a enfermar... me va a enfermar, Patricia, no le encuentro la vuelta... Sí, ya sé,

¿de qué me sirve evocar los revoques ya caídos de una musa muerta?...
Su cadáver me fascina casi tanto como el resplandor que tuvo su vida... me obnubila desde un perfil tétrico y plomizo... la fascinación acaramelada y tan espesa que solo puede cobrar matiz al estar empapada de dolor. Su atractivo punzante, centrarme en sus ojos, en el movimiento de su espalda al caminar, en el perfil de esa sonrisa, que tiene dientes de flechas, sus dientes de leche lo abandonaron hace quien sabe cuanto,... no tiene idea, no tiene.

A esta flor apelmazada entre páginas de un libro desgastado y mordisqueado por el paso del tiempo, tan olvidada de sí misma como las cartas que se esconden en el placard, debe dolerle lo que a mí.

martes, 14 de febrero de 2012

tatuaje

- ¿Me das plata para ir a hacerme un tatuaje?
- ¿QUÉ? (consternado y burlón, con cara como de Tinelli cuando mira a la gente peleandose en su programa)
- (que todos los sordos son (inserte palabra aquí) ) nada, que plata para libros, ¿me das?
- Sí, sí. Prefiero que te hagas un tatuaje igual.

Dermografismo

No te se decir bien en qué momento de la vida me empezó a pasar, de chica, claro está, por eso lo tengo asimilado como una parte más de mí, naturalizado, que más que molestarme me sirve para entretenerme a veces, y explicársela con literales gráficos a los curiosos a los que le llama la atención.
Me surgen una especie de ronchas exageradas ante un contacto suave con la piel, ya sea de uñas, un cierre, buzo, un cachetazo en joda, o un beso de alguien con barba. Se extiende y contagia por la superficie de la piel una especie de urticaria, rojiza en el centro, y más blancuzca por los bordes, que suele traer una cierta picazón, y a veces se ve agravada por factores emocionales como estrés, nervios y preocupaciones.
Los cambios climáticos también la afectan, ya que suelen salir algunas ronchas después de salir de la ducha, o si se sale de un lugar calefaccionado al viento crudo del invierno.
Es realmente molesto, ya que, como mencioné anteriormente respecto de las personas con barba (? produce cierta desfiguración e hinchazón en la cara. Sin embargo, pasa a ser un espectáculo freak en el momento en que amigos ya familiarizados con el asunto prosiguen a dibujar cicatrices HarriPotterianas en la frente, o arman un tablero de ta-te-ti en mi brazo.
En algunos exámenes se pueden anotar algunas cosas, ya que se mantienen en relieve durante casi media hora.
No tiene cura. Hay varios tratatamientos (con bastántes problemas secundarios innecesarios...) que lo aplacan por un tiempo, pero cuando este se termina, vuelve a resurgir con la misma vehemencia rubicunda ante estímulos breves.
Es una reacción bastante graciosa. En este caso es literalmente que la piel, con su propio idioma, habla por si sola.

sábado, 11 de febrero de 2012

Amor sin un sonido

Acá adentro tengo un no sé qué, casi tán espeso y grisaceo como el humo. Voy escalando sus peldaños, que se tornan cada vez más altos y empinados, y giran en un vórtice vertiginoso hasta que empiezan a surgir enredaderas de por medio, fuertes y arraigadas en sus troncos, ensimismándose en una bruma con olor a encierro, fatigado olor a encierro con un dejo de consciencia a eternidad.
Los mismos laberintos se internan y recorren mis venas, y todo es una misma cosa que no puedo separar.
Cada pensamiento en un extremo al que no puedo llegar, necesito apilarlos, necesito encontrar las palabras para sentirme mejor.
El viento aleja a las mariposas.
La frialdad excesiva adormece en negrura a los rosales.
Los mismos árboles cierran sus ojos y dejan caer lo más hermoso que tienen ante semejantes iniquidades.
Solo nosotros seguimos implacables, inconformes y estáticos, sentados en los extremos de una mesa que día a día crece, se ensancha y amplía la envergadura entre nuestras alas y nuestros picos.
Lejos. Hablando sin decir. Gritando sin modular. Transmitiendo sin comunicar. Codificándonos dentro de jaulas y paneles de vidrio, más ensimismados y convencidos de tener la razón sobre el otro, en la marginación de la soledad de a dos.

Difícil, fácil, difícil, fácil, relativo, acción, reacción, ciclotimia. Basta.

Tantas cosas son soportables. Tantas cosas uno cede cediendo, queriendo sin querer.
Pero no puedo seguir soportando que me hables de amor sin un sonido.

Una vida sin cadencias, desprovista de los acordes del viento y los arpegios en cada paisaje. Eso es la soledad de a dos.

luz

Preocupaciones

Abstractas, descoloridas, insignificantes y a la vez tan llenas de vida para poder arrancarme de la cama noche tras noche, desfigurando ojeras de contornos violáceos en la piel que se empieza a opacar por el cansancio.

Nervios

Tensión. Ansiedad. Los dedos tamborileando exasperantes, como así intentando traspasar parte de la exaltación propia al medio, a la avidez de las paredes que más que conteniendo, parecen estar devorando en la quietud, comprimiendo, observando desde cada charco de sombras estancadas en los rincones.


¿Miedo?

Tan absurdo y tan presente, latiendo y presionando en cada falange, un martillo obstinado detrás de las orejas. Se va arraigando y pegando a la garganta, cerrándola. Entumeciendo cuanto toca, suspendiendo cada inspiración en un vacilar eterno.
Un estruendo repentino, imposible de definir la calidad de su sonido, o dejarse adivinar de dónde proviene.
La caída al vacío. Un nuevo despertar al abismo, el mismo del que jamás llegamos a tocar el fondo.
Calambres y contracturas. El miedo dentro del miedo. Moverse implicaría tocar a lo abstracto, lo que no sé que es pero sé que está ahí. Atraerlo, molestarlo, perturbarlo. Nada de eso. Quietud.
La mirada clavada en el pomo de la puerta, como esperando que entre, o que salga, o que mire por el ojo de la cerradura.
La agonía de la vigilia, que siempre está cargada de quién sabe qué mágicas y horrendas olas capaces de trastornar así a las mentes.
Un reflejo aquiverdoso que se filtra tenuemente por la ventana apaciguándo y barriendo la luctuosidad traída por la medianoche.
Luz, descompuesta y fragmentada, en varios de los tonos que describe el alba. Luz, y seguridad. Luz y tranquilidad. Luz y no más quién sabe qué cosas. Luz, y puedo volver a dormir.

domingo, 29 de enero de 2012

kipa

Se largó a lloverga como la San Puta. Me gusta usar esa frase, porque mi tía se llama San, y es medio puta. Bueno. Hola. Volví a volver, porque siempre vuelvo sin darme cuenta, así, de golpe caigo y veo un último post de como hace meses y... saraza Ayer anduvimos de cumpleaños en casa. Hice de bar..woman, ponele, pero nadie aparte de yo tomaba, lo que tuvo consecuencias evidentes en la madrugada avanzada. Pero igual no mordí a nadie, y mi vieja me dijo que me porté extrañamente "muy humana", lo que me sonó medio raro, medio a pestilencia, medio a que no se que concepto tendrá de mí, pero creo que mis no esfuerzos por ser desagradable y arisca le llegaron. Cuestión, hoy en día una cagada festejar el cumpleaños. Digo, tenés que poner la casa, o hacer el asado, o llevar a la gente a comer afuera, o pagarte un viaje a Disneyworldlandia para vos y toda la familia y lo que sea, y fumarte los comentarios de tu suegra sobre lo bueno que está que ahora se pueda ver Bonanza en Internet, y que apa, los cuarentitantos no vienen solos, no sé, andá viendo de hacerte ver la próstata, y aprovechá ahora, que después empieza la cuenta regresiva. No, mentira. Hubo cosas lindas, como el feliz cumpleaños. Es como el momento de mierda que todo cumpleañero quiere evitar, pero sin embargo casi puede paladear su inminencia. Y todos nosotros, guachos putos, alargándolo y estirándolo después con un feliz felíz en tu día. Y así, es como un rito ceremonioso para refregarle a la persona que se está volviendo más grande y más boludeable. Y a veces ponen el cd de Gaby, Fofo y Miliqui como para agregarle un punto extra al ridículo. Sí, un día de estos voy a ejercer la maestría en la carrera semi-corta de Ingeniería de Hablamiento al Pedo.