martes, 25 de octubre de 2011

tsssss pequeñas molestias

Ah, bueno. Sí, acá estoy. Más muerta que viva.

Resulta que escribo sin saber muy bien por qué, pero la verdad es que todo lo que vengo haciendo, de un tiempo a esta parte, lo hago también sin saber por qué. No les voy a decir que vivo el presente y nada más, pero tampoco estoy así como enganchadísimo con la idea de vivir hasta los setenta y pico, tener jubilación y esas cosas. Con tener una moto de 50.000 dólares y morirme a los 35 estamos bien.
No sé eh, no sé. Creo que me pinta irme a bailar esta noche. Sí. Segro que después de un par de cepitas (tuneados) la situación se mejora.

Hay varias cosas que me joden:

Me molestan muchas partes de mi cuerpo.
Y entran dentro de esto los accesorios, como por ejemplo: anillos, pulseras, reloj, cadenitas, etc. Terminé por sacarme todo a la mierda. El problema toma otra dimensión cuando uno (o sea, yo) cae en la cuenta de que también me molestan partes del cuerpo de las que son no-removibles, o que son obligatoriamente “permanentes”. Porque además de los anillos también me molestan el juanete, las rótulas, las uñas, el cosito que separa las fosas nasales (me gustaría tener una sola fosa nasal alargada) y los huesos de los dedos de las manos.

Insomnio.
Me despierto muchas voces durante la noche. Y no puedo dormir como una persona seria. Llevo dos cuatrimestres durmiendo un promedio de 5 horas por noche. Me despierto con mucha picasón y me quiero sacar todo. Si me acuesto en paños menores hace frío, si me tapo hace calor. Si no me tapo están los mosquitos y corro el escazo pero existente peligro de la posibilidad de que aparezca un payaso con motosierra de atrás de la cortina y... no. Y tengo sueño durante el resto del día, pero la siesta es para flojitos y gente que no llena su vida con actividades extra que ni sabe para qué le sirven.

Calambres nocturnos.
Ayudan al insomnio. Me despierto media retorcida con calámbres en la pantorrilla, cadera, codos y cejas. No, cejas no. Pero me hace dudar sobre la efectividad del potásio.

Estress.
El otro día me regalaron una pelotita media esponjosa que es para apretarla. No sirve para mierda, después de un rato masajeándola te das cuenta de que podías haber estado haciendo cualquier otra cosa o hechándote una siestesita de diez minutos arriba de la mesa.
Una persona con stress no rinde bien en sus actividades y necesita un mayor consumo, de todas esas cosas que en realidad no sirven.
Dicen que se soluciona con algún suplemento dietário y un mejor descanzo. Si pudiera descanzar mejor no estaría estresada. Igual yo creo que la solución estaría en entrar a un shopping con una escopeta dispuesto a realizar el famoso "rifle sanitario" sobre desconocidas que compran remeritas de 700 pesos, cuando todos sabemos que una remerita de mujer no puede salir 700 pesos ni viniendo con un blackberry de regalo.

Alergia.
Aparece cuando quiere, ante lo que quiere. Una serie de sarpullidos con relieve que se expanden por toda la piel, en cualquier lado, momento o situación.
Y la verdad es que es re choto andar por la vida aclarándole a la gente... "no, sí, no es una deformación, en un ratito se va... es una reacción alérgica, no sé si a tu barba, o a la cara de pelotudo. La tenés siempre?"

Depresión o algo así.
Tengo gente cercana que cree que en realidad lo que tengo es una sucesión de hechos y traumas no resueltos, una depresión terrible que se agrava exponencialmente y que todo los malestares físicos en realidad derivan de estar deprimida y que por eso estoy manifestando todo lo demás físicamente. Lo curioso es que la gente que me dice ese tipo de cosas es gente que está haciendo terapia porque tiene sus propios trastornos mentales no resueltos, lo cual me lleva a desconfiarle de las apreciaciones. En cierta forma, prestarle atención a gente en esa condición es el equivalente a juntarte a estudiar para preparar un examen con un compañero que ya reprobó tres veces el examen y tiene “experiencia en el asunto”.

Pero bueno. Mañana arranco el psicólogo. Por si en mi familia de repente sentían que estaba demasiado peligrosa como para seguir dejándome sola con las armas de fuego y me las escondían (minga me vas a dejar indefensa. Cuando uno se vuelve loco necesita poder defenderse más que nunca).
Me queda el consuelo de que peor la están pasando los músicos del Colon esos a los que Macri echó porque es un millonario malo.
En casa están todos recontentos conmigo, si. Lo mejor es que cuando me dicen que no estoy bien, yo respondo: No se hagan los sanos, que todos estamos medio hechos mierda de alguna u otra manera. Aparte ustedes van al psiquiatra, no tienen argumentos. Lero Lero.

viernes, 21 de octubre de 2011

no se, y está incompleto

Dejé de caminar en círculos alrededor de la mesa.
Es una manía de las tantas que tengo, y me dí cuenta de que no me lleva a nada. Dar vueltas en lo mismo, sin ningún propósito, sin buscar nada... no tiene sentido.
La semana pasada quemé uno de mis diarios. Después de releerlo me reí mucho, me indigné otro tanto, y me sorprendí de todas las cosas que habían cambiado vertiginosamente en dos años. Después de eso supe que tenía que deshacerme de él. Me acuerdo que reparé instantáneamente en algunas frases, balanceándolas, viendo como esas ideas se desplomaban ante la opuesta trama que tomaron los hechos, un poco como si yo misma hubiera decidido el momento en el que todo debiera concluir.
No hay diferencia.
El día de mañana, seguramente voy a reirme de todo esto, a recordar las propias fábulas sobrecargadas de dramatismo, y a volver a construír hacia adelante, con los restos de estos recuerdos ya desfigurados por el paso del tiempo.
Y realmente, no me estoy sintiendo mal.
Anoche fuí a saludarla.
Me dí cuenta de que no tenía nada que hacer ahí.
Esta mañana reforzó mi idea.

martes, 11 de octubre de 2011

honestamente

Estaba absorta, sumida en la concentración que me demandaba elaborar el ensayo para literatura sobre Cortázar.
W. se sentó al lado mio, en silencio, a acompañarme. Me pasaba mates cada tanto.
-Ché, y... la extrañas?
-No sé.
Puso en marcha el auto para acompañar a S. a su casa. Me quedé sola, con esa pregunta revoloteándome de punta a punta. Como negándome a dejar brotar al torrente de emociones que me causó la pronunciación de esas palabras. Como salteándome algo totalmente obvio. Algo que está siempre latente en la cada vez más gruesa costra de mi amargura.
Sí. Extraño absolútamente todo.
Me escocían los ojos. Me senté en el piano, y toqué una de mis canciones favoritas... Good enough... I feel good enough for you... And I'm still waiting for the rain to fall, pour real life down on me, 'cause I can't hold on to anything...
No, no iba a llorar.
Kiss the rain, se presta a eso... pero es tán hermoso que me da placer tocarlo... me da una nostalgia muy dulce que me arranca cualquier pensamiento que no tenga que ver con la melodía armoniosa... demasiado cursi, pero preciosa en sí.
Hacía 5 minutos que había escuchado la puerta de calle. Lo había escuchado subir las escaleras, e incluso sentía su respiración atrás de la puerta clancel. Con un suspiro, me levanté del piano. Automáticamente entró. "Te estaba escuchando, te estaba escuchando" canturreó.
Le devolví la sonrisa, y acepté completamente complacida su abrazo. De alguna manera, era lo que me sostenía ahora. Lo que hacía que me mantenga en una sola pieza sin desintegrarme en fragmentos de polvo.
Pero dejos de nostalgia, una diferente, cargada de reproches, preguntas, espinas,... se interpolaron detrás de mis párpados, forzando para salirse.
Retener, retener, retener. Alguno de estos días la laseración va a ser tan violenta, que no va a darme lugar a recobrar el control.
Tengo el alma hecha pedazos, y a partir de acá, no me hago cargo de nada

martes, 4 de octubre de 2011

Over, and over again

Ya te había avisado que iba a irme. Sigo buscando paz. No tengo idea de dónde, pero ya no puedo quedarme.
Estoy segura de que esto es momentáneo, este lugarcito me encanta, me siento un poco más en casa que en casa... pero esto no es mío. Es todo prestado acá. Voy a tener que irme, en menos de una semana, supongo. Otra vez... esa mochila gris que hace días se volvió mi compañera de viajes, una partesita infaltable de mí. Mi libro de Cortázar, que me encanta desmenuzar hasta absorberle cada detallesito, como si por cada relectura fuera a encontrar algo nuevo. Mi cepillo de dientes... el 5 octavas yamaha... mi Yammy, que por esta vuelta se vino conmigo. Acá es bien recibido, para la suerte de mi calma.
Pero cada día que consumo me doy cuenta de que más partes de mí se van quedando en punto muerto, estas minúsculas necrosis internas arraigadas como un cancer a todos esos hitos, metas, planes, amigos, gente, lugares, objetos... Todos mis tesoros de valor material nulo, a los que cada vez impregno más con la frustración y el desgano que emana a borbotónes de mí. Todo eso que es parte de mi mundo... todo eso que me puede hacer tánto bien... Afs. Me decepciona tánto decepcionar. Me prometí una y mil veces cosas que... Sigo fallándoles. Es que no puedo, así no... no me sale.
Y tampoco quiero culparlos... ni culparme. No sé, pasa, se da así. Necesito depurarme, ya lo dije, era pasajero. Como todo, como siempre lo fue Septiembre, así de efímero.
Descarga 100% realizada.
No tengo idea de cuánto tiempo perdí en todos estos años lamentándome... pero... tengo que terminar un trabajo de historia.