martes, 4 de octubre de 2011

Over, and over again

Ya te había avisado que iba a irme. Sigo buscando paz. No tengo idea de dónde, pero ya no puedo quedarme.
Estoy segura de que esto es momentáneo, este lugarcito me encanta, me siento un poco más en casa que en casa... pero esto no es mío. Es todo prestado acá. Voy a tener que irme, en menos de una semana, supongo. Otra vez... esa mochila gris que hace días se volvió mi compañera de viajes, una partesita infaltable de mí. Mi libro de Cortázar, que me encanta desmenuzar hasta absorberle cada detallesito, como si por cada relectura fuera a encontrar algo nuevo. Mi cepillo de dientes... el 5 octavas yamaha... mi Yammy, que por esta vuelta se vino conmigo. Acá es bien recibido, para la suerte de mi calma.
Pero cada día que consumo me doy cuenta de que más partes de mí se van quedando en punto muerto, estas minúsculas necrosis internas arraigadas como un cancer a todos esos hitos, metas, planes, amigos, gente, lugares, objetos... Todos mis tesoros de valor material nulo, a los que cada vez impregno más con la frustración y el desgano que emana a borbotónes de mí. Todo eso que es parte de mi mundo... todo eso que me puede hacer tánto bien... Afs. Me decepciona tánto decepcionar. Me prometí una y mil veces cosas que... Sigo fallándoles. Es que no puedo, así no... no me sale.
Y tampoco quiero culparlos... ni culparme. No sé, pasa, se da así. Necesito depurarme, ya lo dije, era pasajero. Como todo, como siempre lo fue Septiembre, así de efímero.
Descarga 100% realizada.
No tengo idea de cuánto tiempo perdí en todos estos años lamentándome... pero... tengo que terminar un trabajo de historia.

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