Me destiño, me desgajo, me fragmento, me uno al polvo en motas que se bañan tenuemente en la luz malva de un atardecer. Cualquier atardecer, cualquier penumbra verdosa que se filtre por la leve endija entre paño y paño de cortina.
Y respiro a la par de la habitación. Soy parte del todo, soy menos que el todo, pero a la vez imprescindible para el todo.
No recuerdo en qué consistía la escuela de Psicología de la Gestalt, pero algún oxidado banco de memoria me remonta a estas orillas.
Y en cuestión de pocos días voy a estar sumergiéndome en ellas, oxigenándome levemente para volver a sumirme en la profundidad de sus aguas.
Sería más fácil desarrollar bránqueas...
Pero si hablara de bránqueas hablaría de ser estático, respirar el mismo ambiente, no rebuscar a mis aletas para asomarme a la superficie.
No, no vamos a desarrollar bránqueas este verano.
Qué tal si... qué tal si nos olvidamos de que todo eso pasó y nos dedicamos a...
No sé a qué. La creatividad está en reposo. La creatividad también tiene bránquias.
No, porque si nos olvidáramos, no, no se puede olvidar, algún banco de memoria, como el que me acercó a la gestalt, me acercaría de nuevo a vos.
Qué lindo es hablar de vos. Qué cosa tán triste y pelotuda.
Qué, qué. Qué mierda hago? Ya ni puedo ser coherente.
Antes hilaba, hilaba, y caminaba en esos hilos al darme cuenta de que podían soportarme.
Qué queda como resultado? El factor chicle. Masticar y masticar lo mismo (por no decir goma). Ya sin sabor, ya repetitivo, ya por costumbre a masticar.
Ná. No te puedo comparar con un chicle. Ni te puedo poner bránquias. Ni.trógeno.
q abandonado tenias al blog eh!!
ResponderEliminaro sea, acortando distancias, sos un atomo?
lo estoy reviviendo de a poquito! ajajaj soy una cosa amorfa, ni ideeeeea
ResponderEliminar